Denominamos ciberbullying o e-bullying a una forma de acoso que se produce a través de Internet, mediante el uso de teléfonos móviles u otros medios tecnológicos como cámaras fotográficas o de video digitales, es decir usando las nuevas tecnologías la alcance también de nuestros niños y adolescentes. Una forma de violencia que nos hubiera parecido imposible años atrás.
Se hace extraño que un adolescente sea capaz de unirse a otros y empiecen a pegar, insultar y humillar a sus compañeros, grabando esas imágenes en teléfonos móviles, o con cámaras y después las enseñen y divulguen a otros compañeros con la única finalidad de someter a otros, divertirse y divertir a otros compañeros de una forma distorsionada y morbosa.
Pero desde el momento en que el niño o adolescente se hace con un teléfono móvil o una cámara, hasta que con otros compañeros comete estas atrocidades, así como todos y cada uno de los pasos necesarios para obtener las imágenes mencionadas exigen un plan premeditado, plenamente consciente de ser algo contrario a la convivencia y a los derechos de los acosados a la intimidad, la propia imagen y la dignidad personal.
Hay que buscar las causas en una excesiva permisividad y sobreprotección por parte de las familias, que hace que los padres tiendan a comprar todo aquello que piden sus hijos, sin preguntarse si realmente lo necesitan, ni que uso van a hacer de ello.
Se hace extraño que un adolescente sea capaz de unirse a otros y empiecen a pegar, insultar y humillar a sus compañeros, grabando esas imágenes en teléfonos móviles, o con cámaras y después las enseñen y divulguen a otros compañeros con la única finalidad de someter a otros, divertirse y divertir a otros compañeros de una forma distorsionada y morbosa.
Pero desde el momento en que el niño o adolescente se hace con un teléfono móvil o una cámara, hasta que con otros compañeros comete estas atrocidades, así como todos y cada uno de los pasos necesarios para obtener las imágenes mencionadas exigen un plan premeditado, plenamente consciente de ser algo contrario a la convivencia y a los derechos de los acosados a la intimidad, la propia imagen y la dignidad personal.
Hay que buscar las causas en una excesiva permisividad y sobreprotección por parte de las familias, que hace que los padres tiendan a comprar todo aquello que piden sus hijos, sin preguntarse si realmente lo necesitan, ni que uso van a hacer de ello.
Nosotros desde nuestra "privilegiada" posición de maestros, debemos ser los primeros en darnos cuenta de estos problemas, y si los detectamos debemos de intervenir lo antes posible, ya que somos los primeros que podemos reconducir la situación.
Por eso debemos inculcar a los alumnos una serie de pautas y explicarles que este tipo de comportamiento no es el adecuado, y por tanto que no se les permitirá ninguna atrocidad más, ya que nadie puede ni debe actuar de esta manera con otros compañeros.
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